Los invito a
leer una novela adaptada:” El fantasma de Canterville”
Autor: Oscar Wilde
Se las presento en dos formatos: una novela a la vista y
otra en drive, un libro con imágenes.
1-Lean la que más les guste.
2-Luego escribí en tu carpeta la biografía del autor.
El Fantasma de Canterville para niños
Cuando el
Señor Hiram B. Otis, ministro de Estados Unidos, compró el Castillo Canterville
todo el mundo le dijo que cometía una gran necedad, porque el lugar estaba
embrujado. Hasta el mismo Lord Canterville un hombre honrado se creyó en el
deber de participarle al Señor Otis cuando discutían las condiciones.
Respetable
señor Otis, le dijo, Me enorgullece que tenga tanto interés por adquirir el
castillo de Canterville, pero debo advertirle que en el habita desde hace más
de 300 años un fantasma fastidioso y que ha provocado muchas tragedias; la
última víctima que se conoció fue la Duquesa de Bolton, se estaba arreglando en
su habitación hasta que notó unas manos de esqueleto sobre su hombro, del susto
enfermó y no se recuperó nunca. Después de ese hecho ningún sirviente quiso
quedarse en el castillo, solo el ama de llaves, a la que le pido por favor
contrate si concretamos la compra del castillo.
- El señor Otis respondió: Señor Canterville, le agradezco su advertencia, pero es necesario que sepa que nosotros los norteamericanos somos fanáticos de estas historias, en mi tierra darían mucho dinero por comprar un castillo con un fantasma. Claro que sigo interesado en comprar el castillo y más si hay un fantasma.
- Verá usted Señor Otis, dijo Lord Canterville, en Inglaterra los fantasmas son considerados peligrosos.
- No se preocupe, a nosotros no nos asustan los fantasmas, dijo el señor Otis.
Una vez
dicho esto, el señor Otis y Lord Canterville concretaron la venta del castillo,
con un fantasma incluido en su precio.
Unos días
después, el señor Otis viajó a Inglaterra con toda su familia, para estrenar su
castillo durante las vacaciones de verano, sin embargo, el clima en Inglaterra
en verano no era el mejor. Cuando llegaron al lugar notaron que el cielo estaba
nublado y estaba a punto de iniciar una tormenta con truenos y relámpagos
incluidos.
Cuando
llegaron al antiguo castillo, una anciana, la ama de llaves salió a recibirlos
y les dijo:
- Bienvenidos al Castillo de Canterville.
- El señor Otis dijo asombrado: ¡Usted debe ser la única que habita este castillo!
- Sí señor, dijo el ama de llaves, ningún otro pudo resistir el terror del fantasma en el castillo.
- No se preocupe, no saldremos corriendo, a nosotros nos encantan los fantasmas, dijo el señor Otis.
El señor
Otis entró al castillo con su esposa, la señora Otis, detrás de ellos venían
Washington, su hijo mayor, la única hija en común con su esposa Virginia, una
joven tímida pero hermosa que amaba la pintura y pasear a caballo, tenía un
rostro radiante, dulce y brillante como sus impactantes ojos azules; y por
último unos gemelos bastante traviesos, Barras y Estrella, eran alborotadores y
revoltosos.
Cuando
comenzaron a conocer el castillo, la señora Otis notó que había una mancha de
sangre en la alfombra de uno de los salones, cerca de la chimenea y dijo:
- ¿Por qué no limpiaron esta mancha de sangre? Me parece repugnante.
- El ama de llaves dijo: Señora esa es la mancha de sangre de la esposa de Simón de Canterville, el fantasma que vive en este castillo y siempre se encarga de hacer que la sangre reaparezca.
- ¡Imposible de creer! Dijo la señora Otis, esa mancha hay que quitarla con este quitamanchas de marca «Campeón». En ese momento, Washington saco una botella de su bolso y dijo:
- Permiso madre, yo me encargaré de eliminar esa mancha.
Gracias a
ese producto la mancha desapareció en unos segundos. Al día siguiente
reapareció la mancha en el mismo lugar, lo que asombró al señor Otis porque
habían dejado el salón cerrado con llave.
- Cuando Washington la vio dijo, vaya esas manchas de sangre británicas si son resistentes.
- No es eso, dijo el señor Otis, esto debe ser obra del fantasma, sea como sea tenemos que borrarla.
Washington
volvió a limpiar la mancha por varios días seguidos. Lo que más llamaba la
atención es que la mancha no era roja siempre, esta empezó a cambiar de color
hacia un tono frambuesa y hasta llego a ser verde esmeralda, incluso la
familia, se divertía mucho apostando de qué color sería la mancha del día
siguiente.
Una tarde
comenzó una tormenta intensa, el viento golpeaba los cristales y hacia un ruido
de espanto. Cuando se hizo de noche todos decidieron irse a la cama, pero esa
noche el señor Otis escuchó el sonido de unas cadenas arrastrándose y no podía
dormir. Decidió abrir la puerta de su habitación y se encontró con el fantasma
de Canterville, de ojos negros y cabello gris enmarañado que caía en sus
hombros, sus cadenas estaban llenas de moho, el señor Otis lo vio molesto y le
dijo:
- ¡Por amor a Dios! ¿Puede dejar de hacer tanto ruido? Estamos intentando dormir, aunque tome señor fantasma tengo un producto maravilloso que puede ser una solución para eliminar el óxido y el chirrido de sus cadenas.
El
fantasma indignado dio media vuelta sin agarrar el bote y se fue corriendo,
pero a mitad de camino los traviesos gemelos le tiraron una almohada en la
cabeza, mientras gritaban: ¡A la caza del fantasma!
El
fantasma huyó entre los muros para llegar a su escondite, allí totalmente
cansado comenzó a pensar que hacía mal, por qué esa familia no se asustaba.
- No puedo creerlo, dijo el fantasma enfadado, con este mismo sonido de cadenas asusté hace poco al señorito Fox y se cayó del susto, con mi disfraz de vampiro Lady Stiffield tuvo un ataque de pánico, y ahora estoy siendo humillado por un hombre que me ofrece un producto para mis cadenas y unos mocosos que me tiran almohadas.
El
fantasma estaba tan triste, que se encerró en su cuarto por unos días, mientas
tanto la familia Otis seguía molesta porque la mancha seguía apareciendo y cada
vez con colores más extraños y porque el fantasma no aceptó el bote con el
producto.
Simón de
Canterville, el fantasma, no quería darse por vencido y planeo una nueva
aparición, pero cuando preparaba el disfraz un sonido fuerte despertó a la
familia y lo vieron en el suelo aplastado por una armadura de hierro que
intentaba colocarse, el señor Otis le dijo:
- Señor fantasma, no intente hacer cosas que ya no puede por su edad.
El
fantasma humillado y con dolores por todo su cuerpo, se escabulló por las
tuberías dándose muchos golpes, el pobre no salió de su cuarto por muchos días.
Sin embargo, aumentaba su odio por la familia Otis, menos por Virginia que era
muy buena; este siguió haciendo muchos intentos de asustar a la familia pero
todos terminaron mal.
Debido a
los últimos sucesos vagaba triste por los pasillos evitando que lo vieran, se
quitaba las botas y había probado el producto para las cadenas, dándose cuenta
de que funcionaba. Después de intentar asustar a los gemelos y terminar con un
cubo de agua en la cabeza se encerró en suhabitación, solo salía para pintar la
mancha, hasta que un día dejó de preocuparse por hacerlo, por lo que la familia
Otis pensó que se había ido.
Un día
estaba en el sótano observando los árboles, abatido y entristecido, en ese
momento entró Virginia y se encontró con el fantasma, se sentó a su lado y le
dijo:
- Te ves muy triste.
- El fantasma contestó, lo estoy, ya nada tiene sentido.
- ¿Por qué no te dejamos ser malo?
- Yo no soy malo, solo hago las cosas que hacen los fantasmas, dijo Simón.
- Ah ¿sí? ¿Y por qué me gastaste todos mis botes de pintura sin permiso para hacer esa mancha junto a la chimenea todos los días? Mi quitaste casi todos los colores y nunca te dije nada, dijo Virginia.
- Tienes razón, dijo el fantasma.
Virginia
se conmovió y le dijo:
-¿Tienes
hambre?
- A lo que el fantasma respondió: No puedo comer, de eso morí.
- ¿De hambre? ¡Qué barbaridad! Dijo Virginia.
- Hace 300 años que no cómo ni duermo, dijo el fantasma.
- ¿Cómo puedo ayudar? Pregunto Virginia.
- El fantasma le dijo: Llora por mí, reza por mí, tú eres una mujer con inocencia, así podré irme en paz.
Virginia
acepto y el fantasma se la llevó de la mano y la arrastró por un pasillo,
desapareciendo ambos. La familia Otis la busco por todo el castillo, no la
encontraron, pero cuando se dieron las 12 campanadas, se abrió la pared y
apareció Virginia.
- ¡Virginia! Dijo la mamá llorando ¿Dónde estabas?
- Con el fantasma, ya descansa en paz, dijo Virginia, y me dejó un cofre con joyas para agradecerme, solo lloré y recé por él.
Cuando
pasaron unos días se organizó el funeral de Simon de Canterville, al que acudió
Lord Canterville y estaba muy agradecido, dejando que Virginia se quedara con
las joyas. De esta manera, el Castillo de Canterville perdió al fantasma para
siempre, pero la familia vivió en tranquilidad.
FIN
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